Me explico más a fondo con el título, y esto viene a colación por el aumentó a la tarifa del transporte público en la ZMG, pero no ni transporte es porque la finalidad de un transporte es la comodidad de llegar a un destino más rápido, cómodo o simplemente llegar, para no caminar o no exponerse a los riesgos de andar a bici, pensándolo bien el mismo transporte público es el mayor riesgo, pero esa es otra historia, el punto es que con los camiones de esta ciudad no llegas a tu destino más rápido, por el tráfico, el desvío de rutas o porque el chofer va adelantado en su ruta y se va más lento, inclusive ni llegas a dónde quieres porque se le hinchó al dictador del volante no dar la parada donde se la pides sino donde él quiere, y no hablemos de la seguridad, que subirse a un camión es más riesgoso que ir caminando con una tele recién comprada en Polanquito, que el robo hormiga a la bolsa del pantalón, que los arrancones que atentan contra tu salud, que los camiones atascados por sobrecupo, que los asientos rotos que pellizcan nalga y todo, entonces eso no es un transporte y mucho menos público, porque no persiguen los intereses del usuario sino de los sindicatos, del chofer, o de unos cuantos preferidos, según un estudio de Jalisco Cómo Vamos más del 50% de los habitantes de la ZMG son usuarios del transporte público por necesidad, o por comodidad, pero de ese porcentaje ¿cuántos en realidad son capaces de solventar siete pesos para su transporte al trabajo, a su casa o a la escuela?
No en este país no muchos, suponiendo y siendo lo más objetivo y positivo, que un trabajador que gana el salario mínimo diario, sólo toma un camión para ir a su trabajo, gastaría catorce pesos en ida y vuelta, le sobran aproximadamente 50 pesos cuando mucho, y si fuma, y claro que come, y si tiene familia, entonces cuando muy objetivos se podrá comprar cuatro cigarros sueltos a tres cincuenta cada uno y baratos le salen, un kilo de tortillas, uno de frijol, una bolsa de chicharrones y una Coca, párale de contar, pero y si tiene hijos, y si tiene escuela y si no sólo toma un camión, entonces todo se complica y el transporte público para ellos deja de ser público y se convierte en privado para una clase que no, no son ellos.
Y aún así existen cosas que no se deben politizar por ninguna razón, la seguridad es una y el transporte público es parte de sentirse seguro, la tarifa se negoció bajo el agua, bajo las reglas más primitivas del caciquismo, bajo sindicatos e intereses partidarios, y eso no se vale, porque pueden politizar plazas, puestos, y hasta elecciones pero jugar con los intereses de la gente eso no debe de tener color, debe de tener acuerdo y fin público, que es el mejor de los fines. Tanto el gobernador electo como el saliente no se han pronunciado en un gesto de aprobación absoluta al aumento, politizado está ¿y ahora qué?
Se deben de exigir reglas, acuerdos y obligaciones que los choferes y rutas deben cumplir como: jamás por ninguna circunstancia cambiar la ruta, respetar las paradas, chek in y chek out en horarios en diferentes puntos de la ciudad mediante radares tecnológicos, digo con siete pesos por usuario para algo les debe alcanzar, cupo limitado en las unidades, velocidad limite regulada por sensores que bloqueen el motor de la unidad cuando se sobrepase, todas las unidades con rampas para discapacitados, carril único y regulación de contaminantes y afinación, unidad que no cumpla con TODOS los requisitos, unidad que tendrá que ser retirada, chofer que incumpla el reglamento deberá de ser sancionado, entre otras cosas como mínimas de exigencia para que lo que subió se llame transporte público y no chingadera que mueve gente.