Elisa y la intensidad

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Cuando alguien se refiere a otra persona con el adjetivo de intensa o intenso, comúnmente tiene una connotación negativa para referirse a una persona que exagera, que no tiene límites o que carece de ecuanimidad. Esos son otros adjetivos muy diferentes; la intensidad es meramente positiva; Elisa encarna la intensidad.

La intensidad se define como la cualidad de generar gran actividad en un periodo de tiempo. Por eso, se dice que se vive con intensidad, se corre con intensidad, se trabaja con intensidad. Cuando digo que Elisa encarna la intensidad es porque así vive, en la intensidad que le provoca el aire que respira. Es decir, para ella la vida y los segundos no son un recurso infinito, entiende que se acaban, que no son gratis, que cuestan. Así lo dijo Guillermo del Toro en una entrevista:

«Siento que en la contabilidad de uno hay deber y haber. Si nada más te concentras en un lado, las cuentas no te salen. Tienes que tener una deuda, reconocerla y pagarla.”

Elisa paga esa deuda con una vida de intensidad. Si pudiera definir a Elisa en una palabra sería intensidad, de la manera más positiva. Es pasional, todo lo que ella hace lleva ese toque de pasión, en su trabajo no da el mínimo, sino el máximo, llega hasta el límite, se autoexige, exige a los demás porque sabe que los autolímites son las barreras más fuertes que debemos derribar.

Esa intensidad ha provocado problemas diplomáticos con amistades, su intensidad no conoce de lo políticamente correcto, porque la verdad no conoce ese límite. Es intensa cuando hay que corregir, cuando hay que señalar los errores, cuando hay que ayudar a los que no quieren ser ayudados, es incómoda por naturaleza. La intensidad es incómoda en un mundo de tibieza y comodidad.

Por eso Elisa estudió ingeniería civil en una familia de ciencias de la salud, por eso se abrió puertas entre botas y tacones, entre un ambiente masculinizado, dictado por la dictadura del machismo, por eso también decidió ser maestra y explotar el talento de quién lo tiene pero el sistema educativo lo encierra.

Elisa ama con intensidad, no tiene tiempo para odiar. Los problemas del otro son los suyos y diseñar soluciones en silencio es natural en ella. No vive con los rencores que a veces quieren que tenga. Lucha por no tener pensamientos negativos hacia los demás y por vivir con la extrema caridad, aunque los otros no lo perciban.

Cuando murió José Luis, la fortaleza, cómplice de la intensidad la hizo poner sonrisa donde todos pusieron llanto y llorar la muerte con madurez, para colorear un mundo que cambiaba de dibujo. El estilo de vivir de Elisa, es un homenaje a la vida de lucha de su papá y al amor de su mamá.

Su intensidad la obliga a obsesionarse con el orden dentro del desorden, de los múltiples pensamientos, de las múltiples actividades que tiene en la cabeza, los deseos, los proyectos, los planes. La intensidad tiene eso en la otra cara de la moneda. Las ideas desbordan y es complejo ordenarlas.

La intensidad con la que vive hace de la prosa de la maternidad una poesía constante, acompañada de las canciones y bailes con Luis Javier. Una de sus pasiones es el baile y ahí su intensidad deambula junto con el ritmo de la música.

Elisa es intensa, eso a veces puede incomodar, porque la obsesión con su intensidad es incompatible con los días en los que uno quiere viajar ligero. Ella no tiene días de viajes ligeros. Es un motor encendido, que empuja, que jala, que levanta, que moviliza, que alegra, que carga con ella y su intensidad, con su mente revuelta, sus sentimientos claros y su amor permanente.

Es intensa con los árboles, con el cielo limpio, con separar la basura, con cuidar el medio ambiente, con disfrutar una primavera que florece o una lluvia de oro que cae. Selectiva con sus amistades porque las explota con intensidad. Disfruta la vida como se debe disfrutar, la cerveza la toma lento y remojando los labios, la torta ahogada la decora como ritual, goza la fotografía, el piano, la música  y duerme con la paz del deber cumplido. Su esperanza es intensa, hasta el límite.

Guillermo del Toro dijo: «Si yo digo ‘creo en el amor’, dicen ‘¡qué gordo más cursi!’. La verdad es que el amor es la única fuerza cósmica en la que han estado de acuerdo los Beatles, Buda, Jesús y Rigo Tovar, entonces creo que vale la pena.» Para Elisa, el amor y la vida valen la pena, solo si se viven con intensidad, si se hace poesía de lo cotidiano.

1 comentario

  1. Irma María dice: Responder

    Elisita, mi Sol intenso…..

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