El servicio público de los SERES humanos

Los gobiernos y la forma de organizar a una sociedad surge desde épocas milenarias, casi me podría atrever a decir que desde un principio, surgen para y por el humano, poco a poco al pasar de los años los protegidos del gobierno fueron otros, el gobierno ya no se hizo para el pueblo, se empezó a gobernar para las oligarquías, luego para ni siquiera humanos, se empezó a gobernar para empresas, y luego ahora se gobierna para entes internacionales, entonces el gobierno pierde lo único que tenía rescatable, su sentido antropológico.

Y es que eso del sentido antropológico va muy cercano al instinto de conservación de la humanidad, al instinto de protegerse entre uno y otro, y evolucionar, va más pegado al lado natural de un gobierno o dejamos al lado al gobierno, va pegado a la naturaleza de seres humanos y no de un ser humano. Cuando hablamos de mayoría, sobre todo en este país hablamos de los no ricos, hablamos de los más pobres, entonces por una lógica más sencilla que compleja, para ellos se debería gobernar, pero no, ese tipo de gobiernos es popular, o hasta populistas, pero que no esa debería de ser la naturaleza de un gobierno, todos los gobiernos deberían de ser populares, por el pleno sentido antropológico y de representación, nada más.

Pero ese deterioro de la calidad de gobernar y de hacer servicio público es explicable bajo una lógica de un sistema económico, de una evolución mediática de los antivalores y de un inconsciente mundial de individualismo; si lo trasladamos al ámbito filosófico es la expresión más dura de la postmodernidad, un individualismo egoísta y sin sentido de comunidad, un: yo hago lo que quiero porque si cada uno hace lo que quiere toda irá bien, una libertad excesiva sobre un principio de igualdad, una decisión personal sobre una decisión que perjudica a la colectividad, todo provocado por una lógica y un contexto neoliberal, tanto mercantil como filosófico, entonces la crisis paradigmática del pensamiento y de los valores, no sólo se lleva al medio ambiente y a la economía, sobre todo y lo más grave, se lleva a la única representación institucional de los indefensos, al gobierno entre las patas.

Queda claro el porqué de un actuar individualista del servicio público, todo es parte de una lógica mundial, pero el político o funcionario público tiene en sus manos los recursos, el poder y la autoridad para empezar a dar un giro, un giro poco probable, porque estamos hablando de un ideal que pocos han visto pero nadie nos ha recetado una fórmula para que funcione, pero entonces el servicio público debería de volver al sentido antropológico de la reciprocidad, del hoy por ti y mañana por mí, sentido que la democracia electoral fortalece, sentido que con el voto se paga y se cobra con la responsabilidad del funcionario, responsabilidad del que está en el poder, de hacer leyes mejores y justas, leyes humanas. Suena muy conservador ese discurso antropológico, suena muy conservador vetar leyes que vayan en contra de la vida, como el aborto, suena muy romántico pedir un sentido antropológico gubernamental, pero no sonaría tanto si las decisiones del gobierno fueran pensando en la persona, en su dignidad y sobre todo en la individualidad de 7 mil millones de habitantes, donde las decisiones tienen que ser tomadas diferentes, no por encuestas ni intereses, sino por necesidades de los seres humanos, no masificados sino individualizados.

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