Hacia una sociedad sin débiles ni fuertes. (1) Comercio informal, discapacidad y educación.

El individualismo, la desigualdad, la segmentación y la unidad son debates en los que la sociedad moderna está metida, y es que no solamente por la necesidad de debatir o por tiempos electorales en los que los discursos demagógicos se llenan de discursos para combatir estos conceptos, la real importancia de debatir estas ideas tiene que ver con la crisis de humanidad, el éxito de un liberalismo filosófico y social, causante de la división e individualismo, pero en esta ocasión no abundaremos en temas generales sino en particulares, casos que dividen a una sociedad y la hacen más lejana de una causa humana e igual.

 La sociedad como ese conjunto de conceptos tangibles que podemos ver en la calle, en las personas, en el trabajo, en las empresas, como un todo conviviendo en un mismo espacio se ve dividida todos los días y por infinidad de motivos, tres de ellas: el comercio informal, la discapacidad y la educación.

 Podrán sonar muy descabelladas mis teorías aquí expuestas, pero lo serio es que el comercio informal por ser el comercio descrito como el que está fuera de la norma, es factor de división, y es que un comerciante informal sin duda alguna es causante de división cuando de cobrar los frutos de una sociedad sana se trata. Acaso no el comerciante formal tiene más beneficios o es más participativo en una sociedad que el informal, no merece más los beneficios del gobierno, no merece más respeto por los usuarios de los bienes públicos porque con sus impuestos se lograron tales obras, es iluso pensar que sea una razón de división, pero pensemos bien en que no sólo los prejuicios dividen, sino la naturaleza de su participación en un lugar donde todos debemos de hacerlo es nula, su separación social se da.

El segundo punto es la discapacidad, en una columna que mi hermano publicó hace unas semanas presentaba estadísticas sorprendentes del número de discapacitados que existen en México, y el número que está activo en el mercado, en las escuelas o en el deporte son mínimas, y tiene razón creo que una sociedad que no es incluyente es una sociedad que divide, que no genera unión, genera individuos navegando, genera aguas corriendo de un lado a otro sin ningún sentido común. Dejando fuera el debate filosófico de la capacidad física o intelectual debemos de abordar el debate de una inclusión a favor de una sociedad sana.

 Por último la educación, que podría presentar en un trabajo con más formalidad estadísticas y números reales de los aspirantes a la universidad, de los que entran, los que repiten el intento o los que se rinden, incluso los que ejercen, o los que nunca en su vida pisaron una institución educativa, pero como no es el caso me remitiré a la memoria colectiva, en el entendido de que sí bien es cierto como los tercos afirman en lugares comunes, que hay muchos que sin estudiar son millonarios, eso no los unifica en la causa común de una sociedad, la educación y la falta de ella sobre todo divide más que las otras causas, por el simple hecho de que sin ella las oportunidades se reducen, no existe igualdad, por ende no existe libertad, porque sin el conocimiento ni la igualdad no podemos hablar de libertad, mucho menos de una sociedad que persiga un bien común y bueno.

 La responsabilidad es del gobierno en una parte; en no otorgar los mecanismos para una recaudación justa, una sociedad incluyente y una igualdad de oportunidades. Sin duda es responsabilidad del gobierno procurar el bien común, y procurar además una sociedad unificada hacia el mismo horizonte, dejando fuera partidos e ideologías que luego abordaremos el tema, es responsabilidad del Estado mantenernos bajo esa lógica de una sola sociedad y no como lo hacen los gobiernos de este país, inculcarnos en un sistema de individuos sobreviviendo como en la selva, uno sobre otro, el mejor sobre el peor, el fuerte sobre el débil.

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