Don Corleone es un tipo que injustamente es tachado por la vox populi como un tipo malo, delincuente y sanguinario, pero Don Corleone desde los dedos de Mario Puzo nos da lecciones de humanidad, hermandad, lealtad, trabajo, familia y amistad. El padrino, era llamado el padrino porque adoptaba a algunos jóvenes para apoyarlos en su carrera o en sus sueños y sacarlos de las malas influencias, también lo llamaban así porque a los miembros y amigos de su comunidad, vecindario, de su ciudad o del mismo origen les daba un favor, les otorgaba su lealtad y su compromiso a cambio de un poco de confianza y de respeto. Era un gran amigo, un profesional y un hombre con enseñanzas y valores ejemplares, quizá no era un buen padre o un buen esposo. Pero un hombre de pies a cabeza, eso era Don Corleone.
Eso es el Capitano, Javier el Pupi Zanetti, un tipo entregado en la cancha, ejemplar, con valores de lealtad únicos, un tipo entregado, mafioso en lo que hacía, limpio pero fuerte, el número eterno 4 del Inter y siempre con el gafete en el brazo derecho, sólo vio una expulsión en su carrera, y siempre estuvo dispuesto para con la selección argentina. Llegaban los nuevos defensas a su club y le pedían guía y él no la negaba, pasaron Toldo, Julio César y otros guardametas, le pidieron protegerlos y Zanetti nunca se negó. Los delanteros le pedían fortaleza para defender su resultado y el Pupi era efectivo. Pero como Don Corleone, no era perfecto, nunca fue el excelente hijo que su patria esperaba, el hijo que los dirigiera a un campeonato mundial, el único hueco en la carrera de este incansable y hasta este domingo invencible caballero de la mafia italiana.
Vencido por una bala, vencido por un quiebre, vencido por un tendón, vencido por un Aquiles, invencible guerrero griego, que sólo tenía una debilidad, el Tendón, al igual que Zanetti, nunca se supo de alguna debilidad hasta que hoy, casi sentenciado al retiro, una miniatura, derriba todo su imperio construido en una saga que ganó lo que tuvo que ganar por su solidez defensiva. El Javier el Pupi Corlene, mafioso y caballero de las canchas, no volverá a ser el mismo, pero siempre será el Padrino Capitano.