Mirreinismo, la moda que humilla

El Mirreinismo, como me gustaría denominar a este fenómeno social y cultural que muchos llaman mirreinato, lo que me alude a una época histórica de nuestro país, por eso preferí más convertirlo con el sufijo en ismo, incluso suena un poco más científico.

Este fenómeno es protagonizado sin duda alguna, más por el género masculino que femenino, los famosos Mirreyes. La cultura mexicana se ha visto invadida por estos curiosos personajes, que incluso en la película de Guz Alasraky, “Nosotros los Nobles” los potencializó al máximo. Podemos en una serie de suposiciones y señalamientos prácticos explicar el origen, significado, usos y costumbres de este fenómeno.

El nombre surge sin duda alguna, de estas personas, suponemos que jóvenes, que tenían un comportamiento fresa o pretencioso que para llamar a un amigo en vez de hablarle como güey, decidieron apostar por un poco de más finura y el Mi Rey llegó a sus vocablos. La descripción del comportamiento de estas personas es sencillo, la superioridad ante todo y la humillación al inferior, la presunción de un nuevo carro, casa, trabajo, cinturón, zapatos, camisa o viaje a otro amigo o persona que se reconoce inferior e incapaz de adquirir esos productos, aunque el Mirrey, en realidad no los posea.

El modus operandi del Mirrey es sencillo, trato humillante al mesero, al del Valet Parking, demostrarle que su servicio está mal hecho, porque claro, él se merece uno de gran calidad, por su posición más alta. Su manera de caminar, sacando el pecho y sacudiendo los pies y piernas, como si en cada paso la riqueza se quisiera salir de su cuerpo. Al momento de pagar pedirle a todos el dinero, porque él pagará con tarjeta de crédito, o simplemente sacar enfrente de todos, la paca de billetes, contarlos, para el final solo tomar uno y pagar.

El atuendo del Mirrey es fundamental, un espécimen de este fenómeno no usa calcetines, siempre trae el mocasin, el top sailer, o el zapato de piel, unos pantalones entubados, que luzca y se vea el zapato, que para un mejor estilo tiene que sor rojo, azul o más discreto tinto, café o verde. La camisa, si es a cuadros, rosa, o blanca siempre enseña pecho, que en la mayoría de las veces carece de bello, la vanidad primero. Las Polo se han dejado olvidadas por la fama que la cultura narco impuso. Pero igual pasa. El Nextel que aunque ya ha pasado de moda, sigue siendo herramienta, aunque ahora el Blackberry última edición o el Iphone es infaltable, para todo el tiempo usar Whatsapp y Facebook, sin duda muchos de ellos no son usuarios de Twitter.

Tras este perfil quedan problemas de fundo que me dedicaré analizar hacia la conclusión de este pequeño ejercicio. El Mirreinismo representa la degradación humana y del mexicano en su máximo esplendor. Si es mito o verdad el cuento de los cangrejos mexicanos, que no dejan salir adelante a uno porque ninguno pude triunfar, este fenómeno lo confirma, el sentido de superioridad y humillación es alarmante, en una sociedad democrática. Además no solo es de los que poseen, sino otra situación grave, al igual que muchos fenómenos es que muchos que ni siquiera tienen de que presumir, buscan en una apariencia, comportamiento o modo de vestir esa superioridad anhelada del mexicano, ese deseo de aplastar a los demás. Si bien es cierto que el modo de vestir se haya puesto de moda, lo que no indica que todos los que se visten así sean Mirreyes, también es cierto que han construido una clase nueva, superior a todas las anteriores, a la alta, a la media y a la baja. No importa si en un principio perteneces a  cualquiera de las anteriores, la del Mirrey es una súper clase que comunica superioridad económica, pero muchas de las veces no intelectual.

No dudo que en otros países exista un fenómeno similar, pero por lo menos en México está en auge, es la moda y el deseo. Una moda que como todo, algún día tiene que acabar, lo complicado es el mensaje profundo que deja a un tejido social, de por si desquebrajado, ahora humillado y casi inexistente. El Mirreinismo no es más que una expresión de ese individualismo mundial al que estamos sometidos. Una moda que humilla

 

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