El concurso que convierte a un atleta en un astronauta son de los recuerdos más prestigiosos de una infancia que a la postre idolatraría a Michael Jordan en los ochenta y noventa o a Vince Cárter y McGrady en el 2000, sin embargo en la actualidad, el show, los patrocinadores y el rating,como todo en la televisión, han transformado un espectáculo que construía héroes a uno que hace payasos.
Los nombres de los victoriosos en los últimos tiempos no se recordarán por mucho, ahora Wall brinca a un hombre y la sume de reversa. Mañana en su equipo, Washington, será uno más. Lo mismo pasó con Josh Smith de Atlanta o con el osado del año pasado que nadie recuerda. En el recuerdo que somstruyó idolatría y afición al deporte ráfaga quedó el salto de tiro libre de Jordan, el brazo sumido de Carter y la espectacularidad de Tim McGrady. Incluso la fanfarronería de Howard y su cabina de Súper Man.
Pocos hombre que vuelan con las estrellas y sorprenden a muchos han transformado la historia de su franquicia o conseguido un campeonato. Jordan construyó una dinastía, Cárter puso en el mapa a los Raptors e incluso James también se convirtió en campeón. Esos tiempos son pasado, ahora el concurso de clavadas es para la farándula, promocionar un refresco y pasar un rinde semana de vacaciones. Esos son los tiempos del Show.