Amar duele y no se trata de emular el título de una película de finales de los noventa o principios de los dos mil, no recuerdo, una película perfecta para los pubertos y para los que vivimos en la eterna pubertad.
En este día del amor y la amistad o cualquier otro día quisiera plantear una reflexión que quizá pocos leerán y algunos la han escuchado. Y es que me causa un escozor, alergia o ronchas internas la superficialidad del amor, no solo los 14 de febrero, todos los días en nuestro mundo moderno (esa modernidad que destruyó nuestros ideales)
Es normal decir te amo a diestra y sinisestra, regalar flores, chocolates, ir a cenar, abarrotar los restaurantes y tener relaciones sexuales hoy, mañana y pasado por placer. Mi cuñada me platicaba que escuchó conversaciones sobre: pues lo quiero mucho pero no me veo casada con él o estaba muy borracho y se le rompió el condón así que me tomé la pastilla. De unas mujeres que tenían un poco más de veinte años.
La verdad no me asusta ni me complica, eso existe y cada vez la edad se va reduciendo más en este tipo de conversaciones. No tengo ningún problema porque el mandamiento charolastra es una de mis máximas en la vida (cada quien haga de su culo un papalote) sin embargo si me lleva a la reflexión sobre la idea de amor de este siglo y sobre la idea de amor que le enseñaré a mis hijos.
Tengo dos caminos, empiezo por el primero.
Enseñarle que el mundo mató al amor, que el amor lo encontrará en la esquina, y que trabaje muy duro par poder comprarle cosas a las mujeres con las que quiera salir, y que les hable bonito, que las lleve a un motel o que en su carro lujoso tenga relaciones sexuales, que lo haga así 6 o 7 meses y luego termine, luego regrese porque son los mejores en la cama, pero en cada receso de relación haga lo mismo con otra mujer.
Y lo mismo le diría a mi hija, los hombres solo te verán los pechos y los nalgas, así que entre más enseñes mejor, hazlos sufrir un poco pero luego con unas copas de más llévalo a la cama. Cuando las cosas se pongan mal, haya diferencias en tu relación, haya problemas, haya envidas y egoísmos termina, no luches por él, al fin y al cabo quizá no era tan bueno en la cama.
Si te enamoras cuando te sientes solo y no cuando estás listo, es como ir al super con hambre: agarras puras pendejadas. #happyvalentinesday
— Brisy Morín (@brisymorin) February 15, 2016
A los dos les diría, sigan repitiendo el ciclo hasta que se sientan viejos o hasta que tengan un lugar seguro para vivir, o hasta que se consigan a alguien con dinero que asegure su futuro o hasta que hayan dejado de vivir y las resacas les duren tres días. Ahí se casan y si fracasa su relación no luches, seguro hay muchos más afuera, no te vuelvas a casar. No te compliques la vida.
Sigo con el segundo
Les enseñaría que el mundo intenta matar el amor pero que no se rinda. Le diría a mi hijo que cuando una mujer le guste respete su espacio y le aconsejaría lo que a mi me aconsejaron mi papá y mi hermano: para conquistar a una mujer hay que saber bailar y hacerla reír, además no entender sino querer. Le diría que escuchara que dejara su celular cuando estuviera con ella, que la mirara a los ojos: para su sorpresa le diría que ya nadie lo hace y al hacerlo impactaría en la memoria.
También le diría que la cuide y que se divierta que si van a tomar que sea su guardián, que si van a bailar que la respete y que si se van a besar lo haga sin desesperarse y respetando el espacio y tiempo. Le diría que las relaciones sexuales provocan una conexión especial y que a pesar de lo que dice todo el mundo no se trata de placer, se trata de amor.
Le diría también que cuando haya problemas, peleas, cuando haya diferencias y tristezas, cuando haya envidias y egoísmos, luche, que se violente, que se haga violencia y que sienta el dolor de aceptar los errores, el dolor de pedir perdón o perdonar, el dolor de reconocerse un idiota, el dolor de tragarse el orgullo y empezar una plática incómoda, que sienta el dolor de ver llorar a una mujer. Y que luego que haya sentido ese dolor también sienta al estómago sofocarse dentro de las sonrisas en los columpios, o los abrazos en el cine o la mano con un anillo.
Y a mi hija le diría que cuidara a los hombres que ama, que se respetara y pusiera una línea, que amara con locura y con pasión pero que no piense en sus deseos y en sus caprichos sino en compartir los deseos y los caprichos, que se violente y deje de pensar en si misma, que se violente y escuche sus defectos, que se violente y los intente cambiar. Le diría que no es cierto lo que el mundo dice: las personas si cambian y cambian por amor, de lo contrario no es amor.
Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno.
— Alexandra Hernández (@alexaherro) February 4, 2016
Prefiero la segunda explicación y a los dos les diría que sino están dispuestos a sentir dolor no están enamorados y que están perdiendo el tiempo, les diría también que perder el tiempo con alguien al que no amas es estar muerto en vida, les diría que lo más chido que puede pasar en la vida es amar, les diría también que es doloroso, triste y violento, que quita, arrebata y entristece, pero también les preguntaría, como me lo dijo una señora, de las más sabias que he escuchado:
¿Te imaginas la vida sin la otra persona? si tu respuesta es no y no imaginas el despertar sin saber de esa persona, si tienes un logro que te causa felicidad y solo piensas en compartirlo con una persona, sino imaginas una cerveza sin la otra persona, si no imaginas una comida, una caída, la mayor tristeza, entonces se trata de amor, amor de los buenos.
Al final es la decisión de cada quien, violentarse o no violentarse, he ahí el dilema.
(Les dejo este video pilón sobre la poesía, la lectura y conquistar a una mujer leyendo)