Carta a Luciana

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Según Google, el patrón de todos los millenials, Luciana significa: la que nació a la luz del día. Paradójicamente, nuestra Luciana nació a la luz de la noche, pero metafóricamente, nos llenó de luz el día y la vida. 

Luciana tiene en su cara su corazón. Es una dicha que pocas personas tienen, según los proverbios, los ojos son la ventana del corazón, pero a Luciana literalmente se le ve el corazón en la cara. Y eso muestra el tamaño de luz que irradia. 

Luciana viene a ser luz entre algunas noches oscuras, viene con su fragilidad para enseñarnos que la vida es frágil, viene con su brillo para decirnos que no hay nada en la vida que no sea brillo, que todo debe de brillar, incluso aquellos momentos que parecen que no, viene acompañada del misticismo de la vida, ese que nos dice que un acontecimiento tan brillante como una nueva vida puede venir de uno tan triste y desolador como la muerte de una madre. 

Luciana, hija. Es difícil decirte que este mundo no está hecho para ti pero lo vamos a construir, es un mundo donde a las niñas se les niegan sus sueños desde pequeñas, donde las mujeres ganan menos que los hombres y la discriminación es algo que está de moda. Pero tenemos una promesa y una seguridad: juntos lucharemos por ese mundo donde seas feliz y seguro estoy, lo domarás, lo comerás y lo llenarás de luz. 

Estamos descubriendo lo que significa ser padre de dos personas, completamente distintas. Uno pensaría que cuando se es padre de uno, la segunda puede ser una experiencia más controlable y no es así, son experiencias distintas, diametralmente y eso es lo más sorprendente de la vida: ningún día se repite, aunque parezca, por eso, gracias. Porque me has enseñado algo gigantesco: la vida es un día a la vez, una sonrisa, una sesión de baño, un pañal, un abrazo, una siesta, un llanto, uno a la vez y que ese vez es irrepetible y que ese vez debe guardarse en nuestra memoria como única. Lastimosamente, uno olvida esas pequeñas cosas que lo mantienen vivo; te digo un consejo: atesora las felicidades más pequeñas y más absurdas, esas llenan el corazón. 

En este mundo, desgraciadamente, como niña, te dirán más veces que no puedes que a un niño. Eso no es tu culpa, quizá algún día tus padres te diremos que no puedes, porque intentaremos protegerte exageradamente, porque intentaremos que el sol no te dé en el rostro, que tu piel no se raspe o que no te hagan daño y tú le harás un reclamo justo a nosotros y a la sociedad: si fuera niño no me tratarían así. Y te lo digo de una vez; nunca permitas que nadie ni siquiera nosotros te limitemos, vive intensamente, vive con la intensidad que llevas en la sangre, vive como se te pegue la gana, no vivas con nuestros miedos o deseos, vive con tus miedos y con tus deseos. 

Te prometo que todo en nuestra vida tiene el sentido de volver este mundo más amigable para ti. Quizá no lo logremos nosotros, pero estoy seguro que tú sí. Tú sí lograrás un mundo más justo para el futuro. Porque eres la que nació en la luz, para dar luz. 

Si alguna vez lees esto, tampoco lo tomes tan a pecho, lo escribió tu papá viéndote dormir, lleno de nervios, alegría, emoción y miedo, paranoico por sentirte respirar en su pecho: así somos los seres humanos, frágiles, algunos escribimos en esos momentos en los que se descubren rebasados por la circunstancia, otros como tú, deciden simplemente darnos luz y gracias eternamente por eso, por esa luz que no te pedimos pero que nos regalas sin límites. 

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